jueves, 21 de abril de 2011

Nada como tu Amor

Tantas veces insististe


Golpeaste mi puerta una y otra vez

Me encontraste en todos mis caminos

Saliste al paso tomando

Todas las oportunidades

Muchas personas

Muchos libros

Muchos ejemplos

Me saliste hasta en la sopa

Me insististe sobre tu amor

Y yo no quería

Pero ganaste tú

Ganaste tú

Y no me daba cuenta

De que yo también ganaba

Hoy veo todo más claro

Hoy entiendo un poco más


Qué ciegos estamos

Desoyéndote

Perdiéndonos la fiesta de las fiestas

El gozo mayor

La verdadera calma

en medio de las tormentas

Entiendo a todos los ciegos


A todos los sordos

A todos los cojos

Que sanaste por el camino

Cada año que me regalas

Cada día

Me sigue asombrando

tu insistencia de amor

Y no sé cómo agradecértelo

Si pudiese convertir en perfume

Mi canto

Para ungir tus pies

Mi Señor

Si pudiese hablar con tan credibilidad

Para hacer que otros ciegos y sordos y cojos que yo me encuentre

Se devuelvan hasta donde estás

No sé si lo consiga

Pero al final

El que en verdad los llama eres tú

Como lo hiciste conmigo

Nunca te aburriste, verdad?

Nunca te has cansado de mí

En todos estos años

No hay maestro como tú!

Quiero ser igual a tí

De todos los mentores

Tú eres incomparable

No sólo me has hablado

Me amaste con decisión

Hasta que me cambiaste la vida

me diste un nuevo corazón

Me abriste las puertas

Y hoy converso contigo

como siempre debiese haber sido.

Y pronto veré por fin

tu rostro.

No te tardes.

Gracias mi Jesús.

Cuán dulce es tu nombre

Cuánto lo desprecié antes

Sabes que ya no es así.

Gracias otra vez.
































miércoles, 13 de abril de 2011

Enemigo oculto


Se siente como una voz que te susurra con tal eficacia que te hace palidecer. Es capaz de paralizar hasta al más valiente y decidido, hacer retroceder al más ambicioso, hundir en la incertidumbre a los visionarios soñadores que creen en grandes hazañas. Cada vez que te vuelves de la jornada, cansado, pero lleno de logros, puede hacerte creer que en verdad eres un miserable que sólo cumplió con su deber. Cada vez que digas en voz alta que quieres lograr algo, te susurrará tal desaliento que tu entusiasmo llegará sólo a la vuelta de la esquina. Cada vez que te reconozcan los esfuerzos, te hará sentir incómodo, inadecuado, inmerecedor. Cada vez que alguien te cuente de sus logros, pensarás que de alguna forma, no alcanzará lo bueno para ti, porque tu oportunidad se la ha llevado otro, como si el bien fuera escaso. Entonces tu cara se tensará, y sentirás que estás fingiendo al decir "felicitaciones". Cuando caes en la cuenta de que no has visto a tus amigos, o padres, o abuelos, o hermanos, o hijos, y los llames para decirles que quieres verlos, seguramente acordarás una visita, y luego justo te va a doler algo, o tendrás un problema ese día, de modo que alguien tendrá la culpa de que no podrás estar. Una comida poco saludable la noche anterior, un helado a la medianoche, y ya está, muy simple, lista la excusa para fallarle a los que dices querer, pero de manera elegante y diplomática. ¿Quién te podría culpar por "estar enfermo"? ¿Y quién será este enemigo del que hablo?


¿Me creerías si te dijera que cada uno de nosotros puede ser el peor enemigo de sí mismo? De verdad que es cierto. El corazón escaso de fe, la falta de conocimiento respecto de lo que de verdad se quiere, la probablemente escasa medida del amor que se nos ha entregado durante la vida, son todos lentes que hacen ver el mundo de tal forma que parece como si uno remara en contra de sí mismo. Entonces la gente decide pagar una universidad o el gimnasio, pero no asistirá, o no se aplicará, aunque le dirán a sus amigos que "quieren de verdad ser alguien en la vida". Intentarán emparejarse, poner el pie encima a otros, inspirar lástima, matarse de a poco haciéndose adicto a las sustancias, y al mismo tiempo temerán comprometerse con lo bueno, arrancándose de los pocos amigos verdaderos que se pueda encontrar, porque sienten "desconfianza". Se matarán de a poco dejando de descansar, guardando rencores y dándole vueltas a los malos recuerdos, y harán todo esto al mismo tiempo en que dicen ir "en búsqueda de la felicidad". Se levantarán en la mañana corriendo a cumplir las labores que ellos mismos eligieron, pero lo harán con la queja en los labios, con los ojos cansados, con el ánimo podrido, igual como si se les obligara. Hay un autoboicot, una contradicción, entre lo que se dice querer, y la lucha que de verdad se sostiene para alcanzar las metas.


Creo que hay un largo camino para cambiar eso y dejar de aportillarse todo el rato. Pero al menos comenzar a hablar de esto, fijarnos sólo un poquito, es un comienzo, un pequeño paso.


Estoy segura de que se puede girar en la dirección contraria. Por ahora invito a que hablemos de ésto alguna vez. Gracias por leer!

domingo, 10 de abril de 2011

¿Cuál es tu perfume?


Nunca le he dado tanta importancia a los perfumes. Quizá sólo cuando me regalaban uno, pero eso de yo tener un perfume, no siempre. Demasiado caro, o no muy importante para mí. Pero muchas veces me saludó alguien que estaba perfumado, y muchas veces me quedé pensando...parece que se te pegara ese halo exquisito, y junto con eso, el recuerdo del sello de la persona. Su carisma, amabilidad, apertura, cariño. Se te graba más si trae perfume. Pueden pasar años, pero la memoria deja registrado ese aroma que te hace viajar a los recuerdos.


Hoy aprendí en la iglesia el concepto bíblico del "olor grato" al que se referían los antiguos hebreos cuando realizaban ofrendas a Dios en forma de sacrificios animales. "Olor grato" es como un halo de perfume, que refleja un carácter de devoción, de amabilidad. Si el carácter tuviese olor, ¿Cómo sería el mío? ¿sería un olor grato, sería un verdadero perfume que deje un halo agradable? Si la envidia, la impaciencia, la ira, la mentira, tuviesen aroma, ¿cómo sería aquello?


Jesús era como un perfume en todo lo que fue su vida. Es cosa de leer los Evangelios, Él era un perfume andando. Su amor, su compasión, su poder para cambiar las vidas... la delicia del más caro de los perfumes no se le compara. Él sí que es Aquel cuya vida perfumó la historia, también mi propia historia. El perfume de amor del carácter de mi Salvador Jesús...inimitable. Yo quiero tener ese perfume. Ese olor grato que sube al cielo, que agrada al Padre. El Mayor amor de todos huele rico, ¡deseo que nunca falte en mi vida!

Sería más fácil callarlo...

...pero sería lo más mezquino también. Me he topado con el referente más alto de amor que conozco... ¿cómo se entiende el amor sin compartirlo?