jueves, 8 de enero de 2009

Jesús y Buda conversan



Les quiero comentar acerca de un libro que acabo de leer, se llama, tal como se muestra en portada, "El loto y la cruz, Jesús conversa con Buda", escrito por el gran apologista cristiano Ravi Zacharias.
La historia comienza mencionando a una mujer que de joven huye de su casa con la promesa de encontrar un gran futuro, habiendo side engañada e inducida a la prostitución. La mujer sufre en este sórdido mundo hasta quedar devastada por el contagio de SIDA, que la lleva al suicidio. El escritor menciona las altas cifras de prostitución en pueblos como Malasia, India, Singapur y Tailandia, lugares donde la mayoría de la población declara el Budismo como su religión oficial. El narrador de la historia imagina cómo hubiese sido una conversación entre esta mujer, llamada Priya, y Jesús. Luego entra en la conversación Gautama Buda, y es aquí donde se desarrolla la conversación más profunda entre ambos. Los puntos que tocan son el tema del "yo", el dolor y el sufrimiento humanos, las ansias más profundas de las personas y las desviaciones de sus seguidores. Resulta muy entretenida y educativa la discusión, muy interesante saber qué tienen que decir ambos frente al sufrimiento de Priya. Aquí les agrego un fragmento, disfrútenlo:
Buda: Muy bien. No será largo, te lo puedo asegurar. Tú estabas preguntando....¡ah, sí! Acerca del yo. Mira, el yo de que hablamos no existe. No existe en ninguna parte, ni en nuestra parte física ni en nuestra parte mental. Fíjate en este bote. ¿Es la madera? ¿Es el motor? ¿Es el pegamento? No, no es nada de eso. De igual manera, el yo no existe en ninguno de los elementos individuales de que estamos compuestos, ni en el exterior de éstos. No somos más que cantidades físicas, y cuando ese yo físico muere, el individuo muere también. Nada permanece más allá de ese estado consciente. Y todos nuestros problemas comienzan al tener ese sentido de que hay un yo individual y unido. Solo cuando uno comprende que el yo no existe y que está viviendo con una ilusión del yo es que el sufrimiento llega a su fin. Todo lo que esta mujer deseaba era para su yo. Observa este patético y marchito cuerpo con el que vive Priya. Si hubiera visto que no tenía un yo, habría dejado de tratar de satisfacer ese yo y nunca hubiera entrado en ese estado de devastación. Una vez que comprendemos que el yo no existe, encontramos el término intermedio entre el ascetismo y el placer, y en ese equilibrio la vida cesa de sujetarnos como rehenes de nuestros apegos.
Jesús: Gautama, tu argumento es intrigante. Deseaba interrumpirte antes, pero me contuve. Primero, dijiste que no hay Dios. Luego dijiste que sabes más que Dios. También dijiste que cuando los "dioses" comprendan lo que tienes, serán ascendidos a tu estado. Continuaste exponiendo una ley moral aparte de Dios y a asegurar que cada uno tiene una deuda moral que fluye dentro de la "corriente humana del estado consciente", cualquiera que sea su significado. Ahora se nos dice que Priya no existe. ¿Que por una parte no existe el yo, pero por otra su yo es todo lo que ella necesita para encontrar la verdad? ¿Qué significa todo esto? Escucha tus propias palabras, pues proclaman un mensaje diferente: "Una vez que nosotros comprendemos... nosotros encontramos el término intermedio... Si ella conociera... ella no sería... la vida deja de sujetarnos". Todo esto presupone personalidad, Gautama. ¿De quién estamos hablando? Este tú y ella son individuos singulares que no deben confundirse con ningún otro él o ella. No puedes deshacerte de la persona, por mucho que lo intentes. Y esto responde a la razón. No puedes reconstruir la realidad simplemente cambiando de fraseología.
Priya: Parece confuso decir que no hay yo, y que a la vez soy todo lo necesario para resolver mi problema. No entiendo. No estoy segura de que lo estoy expresando bien. Ustedes son mejores con la palabra que yo.
Jesús: No, no, lo estás expresando bien. Lo que digo es que cada persona es un individuo singular creado a la imagen de Dios. Es por eso que tu analogía del bote, Gautama, debería ser un contraste, no una comparación. No respira. Es sólo algo que el hombre ha tallado con sus propias manos. Tú no te volviste al bote en busca de sabiduría ni de entendimiento. Te aseguro que obedece a un plan, a un designio... y a un proyectista. Por eso es que se encamina y flota. Pero no tiene vida. Cuando este bote envejezca y se deteriore, no estarás sentado aquí explicándole la tragedia de llegar a viejo.
Botero: Espero que no envejezca pronto. No he terminado de pagarlo aún.
Jesús: Gracias, conductor... Pero cuando ves a Priya, Gautama, no estás viendo un bote o algo que uno usa. Ves por qué hasta Dios se ocupa de ella. Él la ha hecho menor que un dios y la ha coronado de dignidad y honor. En su ser refleja lo que significa estar hecha a la imagen de Dios. En su presente estado, Priya lamenta la pérdida de esa dignidad. Por eso lucha con tan encumbradas ideas. Aún su miseria es una velada reflexión de su grandeza...

Sería más fácil callarlo...

...pero sería lo más mezquino también. Me he topado con el referente más alto de amor que conozco... ¿cómo se entiende el amor sin compartirlo?