viernes, 10 de abril de 2020

Yo, cínica

(¡Mucho tiempo sin escribir!)

Hoy retomo la escritura, justo en Semana Santa, justo finalizando el viernes Santo, justo en medio de las malas noticias por la pandemia del Covid-19.

Y es que el encierro para evitar el contagio me hace pensar.

Especial impacto tenemos en Chile al ver las imágenes de verdaderas hordas de automovilistas santiaguinos escapando "hacia el sur" para pasar el feriado. Ellos creen que van hacia el sur, por lo menos eso dicen las señales en la carretera. Pero, en verdad, ¿saben a dónde van? 



Mucha rabia me dio ver las filas de autos esperando que les dejen avanzar. Los he llamado "tarados", "inconscientes", "egoístas", etc., etc. 

Pero ahora que lo pienso, creo que estoy mal. Es decir, estoy mitad bien, y mitad mal. Y les explico por qué.

Generalmente oímos a la gente decir "nadie estaba preparado para una pandemia". Eso es cierto, está demostrado: cada país aporta su número de fallecidos cada día, en algunos países la situación es más grave que en otros. Pero no cabe duda que el golpe lo recibimos en todo el planeta, todos tenemos muertes que lamentar, y acá sólo esperamos que no sean nuestros seres queridos, estamos expectantes de las semanas que se avecinan. Los vaticinios no son optimistas. ¿Quién pudo haber previsto este desastre?

Pero no tenemos excusa para no haber estado preparados. Es una tamaña insensatez andar por la vida creyendo que las tragedias nunca ocurrirán. Que los desastres naturales no nos afectarán, que los conflictos desde el hogar hasta las calles no surgirán. Es nada más que frivolidad no reconocer que esas cosas en verdad ocurren en el mundo en que vivimos. La muerte es algo que de verdad ocurre cada día. Y lo vemos a diario, y lo sabemos. Porque llevamos siglos y siglos sobre esta tierra viviendo nuestra historia. ¡Ya sabemos como somos! ¡sabemos de sobra lo que nos pasa!

Así y todo, cuando la muerte llega, hacemos el teatro de que nos coge por sorpresa. Como si nadie hubiese muerto jamás.

Trabajo en educación, y entre los que estamos o han estado en este rubro, sabemos muy bien que la educación es igual a una siembra. Todo lo que llegas a cosechar, todo el fruto del trabajo no llega sin preparación, sin cuidado, sin paciencia... sin tiempo. Sí, toma tiempo educar. Se te va el alma en ello, cuando lo haces en serio. Eso de educar es así.

Y he aquí, una ridiculez más: andar por la vida creyendo que todo es instantáneo. Estar tan distraídos por los medios audiovisuales que realmente llegamos a creer que todo ocurre en el menor tiempo posible y al menor costo. Eso es tontería pura, es tamaña ceguera.

¿Cuánto tiempo tuve para prepararme para una pandemia? Pues... por lo menos la cantidad de años que he vivido. Ya son bastantes, y suficientes. Y si me hubiese tocado ser niña. hubiese valido la cantidad de años vivida por mis padres que me criaron. 

Porque la vida entera es para educarse.

Ah, pero hay una locura más. Es creer que la educación es una actividad muy poco estimulante que ocurre únicamente en las salas de la academia. ¿A qué edad se inicia? En Chile, desde los tres años, quizá antes, cuando a un bebé no lo cuidan sus padres durante el día, sino que va a una sala cuna, o a un jardín. Y se prolonga esta "educación" durante toda su infancia, y su adolescencia, y en su vida adulta, en los casos más "exitosos". 

Cuando se habla de esa educación, aparece un debate en el que los "defensores del pueblo" dicen querer la igualdad de oportunidades que tienen los ricos. Ah, y aparecen el estado y los privados como "proveedores" y "garantes", "salvadores", ellos, a quienes responsabilizamos por esta tarea.

¿Y qué ha pasado en este mundo con pandemia, de qué ha servido esta "cosa llamada educación"?

Pues está claro: no sirve de nada. 

Increíble.

Tanto esfuerzo de tantas personas, no sirve para pasar y resultar libres de este peligro que es una pandemia. Tanto debate sobre educación e igualdad. 

Perdón, ¿alguien quiere ser como los ricos, ahora, que se les considera los mayores responsables por el contagio del virus (y también los más expuestos a enfermarse) debido a su poder económico para viajar y esparcir los bichos? ¿Realmente son más aventajados? ¿No queda claro que sus privilegios que pueden pagar son hoy su desventaja?

Sin embargo es, por otra parte, la educación lo que nos puede ayudar a salir de este hoyo.

Pero cuál, ¿la pública, la privada, la internacional, el magíster, el doctorado?

Pues esas son cosas buenas y perfectibles, pero eso no es todo en educación. 

Hablo de la sabiduría para vivir, especialmente lo que se nos transmite en el hogar. 

Pero claro, otra vez alguien dirá "el obrero no tiene tiempo para estar con sus hijos", etc. Y estamos viendo que muchas familias sin empleo (que, chistosamente se nos denomina "informales") tenemos la mejor oportunidad, el momento "millonario" de pasar estos días criando, formando... no cuidando una pega, o unas ganancias, sino las vidas de nosotros y de nuestros padres, hermanos, abuelos, cónyuges e hijos.

Sabiduría para vivir. No se encuentra como producto en ninguna vitrina, ni en mercado libre, ni en el marketplace. Para adquirirla, se necesitan mucho menos recursos que los que tienen las aulas más sencillas. No requieres pizarra, ni asientos en hileras, ni siquiera muchos libros. 

Hemos sido cínicos. Yo lo he sido, particularmente. Cuando me enojo, o me sorprendo con cuestiones de perogrullo. Con chascarros tan antiguos de nuestra humanidad. ¿Cuál es la novedad frente al egoísmo humano?

Hay una cuestión más respecto de la educación que quisiera mencionar. Y es que la educación jamás ocurre cuando somos cínicos. Para que ocurra un aprendizaje significativo, la verborrea, el fingir cosas, no sirve. Lo único que sirve es la honestidad, el corazón pelado. Les voy a dar un ejemplo, que puede que les moleste. A ver si me lo perdonan.

Voy a jugar a ser "políticamente incorrecta". ¡Adrenalina de Semana Santa!

Hoy nos enojamos con los tipos que salen este fin de semana a lugares donde simplemente se multiplicarán los contagios de Covid-19. Estamos en plena Semana Santa, donde, me disculpan amigos, pero en esta fecha se recuerda el sacrificio de Jesús por la humanidad. No sé qué otro significado puede tener esta fecha: entrega, sacrificio, amor, esperanza. 

Pero el secularismo está tan instalado, tan arraigado en nuestra moderna educación, que si no hubiese pandemia, seguiría siendo simplemente una fecha para pasear y hacer ganar a los "sucios empresarios" sus buenas millonadas por mercanchifles de chocolate y pescados que adoramos consumir. 

Y punto.

Cínicos. Llevamos años de cinismo.

Lo mismo en Navidad. 

Quieres sacar a Dios de la vida, de la escuela, del congreso (no quieres que se le nombre más) de las conversaciones y debates... Ok. Lo sacas. Pero no es suficiente. ¡También lo sacas de Navidad! Es como echar al cumpleañero de su propia fiesta, pero en eso no reparamos. Y pasa el tiempo, y nos acostumbramos a sentirnos cómodos así, entre Santa, las luces, los regalos, la cena, y un largo etcétera. Navidad secular, es más "transversal e inclusiva", parece.

Pero ¿en Semana Santa? Recordamos la muerte de alguien que, aunque no creas que se trata de Dios mismo, por lo menos muchos le asignan un valor histórico, o político (Cristo pobre, revolucionario, obrero, de los que sufren, de los desposeídos, etc.) 

A mi whatsapp me han llegado muchos memes realmente blasfemos, haciendo chiste de la muerte de Jesús. Y mis amigos saben que soy cristiana, y no les importa reírse de la muerte de mi ser más amado. Y yo, ¡por supuesto no me debo enojar por eso! ¡eso sería intolerancia, gravedad, inmadurez de mi parte!

Y la verdad es que sí me enojo. Pero soy cínica. Lo dejo pasar.

Si los chilenos nos podemos reír en la cara del mismo Dios cuando recordamos su nacimiento y su muerte, ¿cuál es la novedad de que nos riamos en la cara de las vidas y las muertes de nuestros propios compatriotas? ¿de sus familiares más vulnerables? ¿qué hay de nuevo cuando hacemos vano el sacrificio de los que trabajan protegiendo nuestra salud, arriesgando su propia vida y la de sus familias?

¡Esta es nuestra mugre educación! ¡La indolencia! ¡el chiste vacuo! Tanto para ricos, como para pobres. ¿Alguien quiere igualdad en esto?

Y tú dices que creer en Dios es algo fuera de la razón, algo "medieval" (como si supieras algo de esa época, sólo supones que es mala porque lo repites de otros) Por favor, ¿a quién le hemos ganado? Por lo menos muchos medievales en sus monasterios estudiaron cosas que te sirven hoy, pero no tienes idea, ni te interesa tampoco. Por cierto, ese dato lo aprendes con educación gratuita disponible en bibliotecas. No sé por qué mejor ni te pregunto si estás inscrito en una.  

En fin, triste es mi conclusión. Si me parezco a algún personaje de la historia bíblica que recordamos en esta fecha, sería a cualquier hipócrita o cínico, ni más ni menos. 

Pero hasta para una cínica como yo y como mis compatriotas hay esperanza, si así no fuera, no tendría sentido el nombre de este blog.

A pesar de ser simplemente una manga de cínicos indolentes, Mayor fue Su amor. El amor de Jesús es capaz de cambiar la dureza del corazón. Esa es Su respuesta frente a nuestro cinismo. Se parece a la respuesta de los servidores públicos que seguirán luchando por nosotros hasta el final. Cuando ya no tengamos más chistes para contar. Cada uno con su naturaleza, ¿no?



Espero de todo corazón que quienes vivamos esta Semana Santa, encontremos oportunidad de comprender lo que en verdad es, y encontremos consuelo y esperanza. 

¡Codos para ustedes, amigos!










Sería más fácil callarlo...

...pero sería lo más mezquino también. Me he topado con el referente más alto de amor que conozco... ¿cómo se entiende el amor sin compartirlo?