domingo, 13 de enero de 2013

Zapallos italianos de la mamma soul...

Cuando llegaba de las clases en la U después de andar mil horas en la micro, desde la esquina de mi cuadra sentía el olor de la comida de mi mamá. Que rico llegar a casa. Que abrigado era entrar por la puerta. Mi mamá me esperaba, me decía "Adivina qué hice de comida". Qué regaloneo, aunque tenía más de 20 años. Éramos bebés de nuevo al llegar a la casa.
Mi mamá prepara los zapallos italianos de una forma distinta a como me acostumbré a comerlos después que salí de casa. Afuera, los zapallitos se cortan en mitades y se rellenan a lo largo. Hay que sancocharlos primero antes de rellenar. Y luego, se rellenan y se colocan al horno, con quesito por encima para derretir. Mi mamá lo hace de otra forma, les saca una tapita del extremo puntiagudo del zapallito y los ahueca con una cuchara hasta el fondo, a lo largo, y así los rellena. Y luego les coloca la tapita, casi los cubre de agua y los ordena dentro de la olla para cocinarlos así, con agua hervida.
Hoy ensayé la receta de mi mamá esperando que te guste. De alguna manera, trato de traer mi hogar de niñez a tu casa. Era lindo eso de que la mamá esperara con comida para nosotros, y quisiera que adivináramos cuál era su sorpresa. El calor de la cocina, el aroma que invita, la mesa que espera, los elogios amables, la conversación familiar. Nunca dejaré que la tele nos gane.
Era un día de pesca como cualquier otro. No habían logrado agarrar ni un solo pez. Deben haber tenido, además de frustración, frío y hambre. El Maestro les había preguntado si tenían algo de comer. Al oir la respuesta negativa, les dio la instrucción de echar la red a la derecha. La red fue entonces como un imán de los peces. Se dieron cuenta de que el extraño era Jesús. Terminada la jornada, ya en la orilla, sienten el aroma de pescado asado. Jesús cocinaba para ellos. Esperaba a la orilla del mar, cocinando pescado, esperando a los discípulos. Igual como nuestra mamá nos esperaba a nosotros. El Amor de Dios con envase Catalina.

Vuelta a escribir

Quiero volver a escribir en mi blog... El amor de Dios es el único antídoto a tanta soledad, apatía, orgullo, estrés... de eso quiero volver a escribir. No que haya dejado de pensar en esto, pero el ejercicio de ponerlo en palabras escritas...lo quiero de vuelta. Retomo. Gracias, gracias, gracias....mucha tela que cortar. Muy grande el Amor de Dios. No lo voy a callar jamás porque sin el nada tiene sentido sin comparsa, sin petardos, sin opiniones... el Amor de Dios se toma solo, no necesita aditivos, ni colorantes, talvés sí necesita envase...nosotros, para expresarlo. No, no es volátil, no es etéreo, es CONCRETO. Se encarna, se vive, se siente, se cree, se respeta, se honra, se decide vivir por el Amor de Dios. ¿Acaso no entienden lo que les digo? es que hay mucha bulla alrededor. Mucho enredo, mucha mezcla. No, no es religiosidad, tampoco folklor ni pócima. Es DE VERDAD. Por Dios, yo sin la verdad no quiero la vida. El único que aseguró ser "El Camino, la Verdad y la Vida"... o pecaba de soberbio, o estaba loco...total hay tantos engreídos que se proclaman panacea del mundo. Pero no. Yo lo conocí, Él habló a mi corazón hace... ¿cuánto ya? Uf, más de veinte años. Y sigue hablándonos a todos, pero a algunos se nos ha abierto el oído. Antes seguro que me hablaba, pero era sorda, no entendía. Él mismo me sanó de la sordera. Ahora hasta le canto. Y le cantaré por la eternidad. Le cantaré a Su Amor, no hay motivo más grande para cantar, no hay receptor final más distinguido ni agradecido... Él no deja de estar presente, no está callado...y su Voz es tan poderosa que hasta se oye en el silencio, en el secreto del corazón. Él le habló a mi corazón y ya no tuve que fingir, ya no tenía nada que ocultar para agradar a los otros o para evitar herirlos.
Bueno, ya retomé, estoy escribiendo. Gracias, gracias, gracias...

Sería más fácil callarlo...

...pero sería lo más mezquino también. Me he topado con el referente más alto de amor que conozco... ¿cómo se entiende el amor sin compartirlo?