viernes, 12 de agosto de 2011

La educación...


Como a las tres de la tarde paso a la cafetería por mi almuerzo, que dejé reservado para después de clases. Mientras estoy comiendo, se siente de fondo la tele con un programa de esos que llaman "farandulero". No pude evitar enterarme de lo que hablaban, que no tiene importancia, pues como siempre, se trataba de entredichos de los famosos de la TV. Se reían largo rato frente a las cámaras, mientras sonaba un chán!! después de cada declaración o crítica. Lo de siempre. Me pregunto cómo puede haber tanta gente que se entretenga con eso. De verdad que es aburrido. Y lo peor, los que lo ven deben ser pobres en varios sentidos, mientras que los "rostros" se enriquecen, al menos financieramente, con la tonterita de programa. Cómo se ganan la plata esos tipos. Y uno que se mata todo el día tratando de ser aporte.
Me hace pensar.
Tuve hace poco una capacitación docente. Era un curso para utilizar un programa visual para presentar los contenidos de manera más entretenida a los alumnos. En eso estamos. Tratando de ser más entretenidos porque la competencia con la tontera en la tele y con You Tube es dura. Sinceramente, desde el aula, no estoy tan segura de que los resultados mejoren por eso. Que los alumnos podrían pasarlo mejor cuando los profes somos entretenidos, ya lo creo. Y que los docentes crecemos en nuestras habilidades artísticas, sin duda. Pero no puedo asegurar que la diversión hace que los estudiantes aprendan más. Como siempre, la fórmula mágica la tienen los que estudian con disciplina y aman lo que hacen. A esos les va siempre bien, en todas las épocas.
Me pregunto algo que no logro aclarar en mi mente. Y esto es, ¿cómo podemos, los que fuimos estudiantes ayer y protestamos en las calles, en los colegios y en las ues, avalar el mismo formato para los más jóvenes que estudian hoy? Me lo pregunto porque, si bien somos nostálgicos los adultos, nos gusta recordar el romanticismo, la pasión de cuando teníamos 20 o menos, y quizá nos agrade identificarnos con los que son estudiantes hoy, encuentro que desde la experiencia en que estamos no se puede tener la conciencia en paz animando a los chicos a hacer lo que hicimos nosotros. ¿Saben por qué? Porque no me parece sincero ni responsable validar un movimiento desde el cual ya sabemos la educación no mejorará. No mejorará con gritos, cacerolazos y piedrazos en la calle. No va a mejorar nada de nada así. Tampoco mejorará con chicos que se van presos. No importa si con las presiones se logra que los tipejos elegidos por la misma gente firman algo que dormía hace años en el congreso. La educación es algo más grande y complejo, y como todas las cosas humanas, la gente nunca hace lo que se le pide, sino que hace lo que quiere. Inventen mil leyes. Igual las personas terminamos haciendo lo que tenemos en el corazón. Y nosotros vivimos pidiendo leyes justamente para alejarnos de ellas.
A mi me ha gustado, y hasta fascinado trabajar en educación. Me he quemado las pestañas sin parar de estudiar para ser mejor docente. Lo he hecho gratis y pagando. Bueno, también endeudándome, es cierto. Descubrí que es mejor hacerlo gratis, pero me las arreglo para hacerlo sin gritarle a nadie porque el interés es mío y la satisfacción de los resultados también...y bueno, la suerte es de los alumnos que se inscriben conmigo, que "reinciden" en tomar ramos conmigo al segundo semestre ("no faltan los masoquistas", les digo yo) Seguir invirtiendo en mi formación docente es mi costumbre y es totalmente sin fines de lucro porque tengo claro que no me haré millonaria siendo profe. No conozco aún al docente que se haya hecho rico por su carrera docente. A los profesores nos forman para no pensar nunca en el dinero. Eso es mal visto por los alumnos. Es natural que cueste tanto ganarse el respeto en las aulas por ese detalle. Para muchos, los traficantes de drogas "la llevan" porque ganan la plata fácimente. Para los choros traficantes, los profes podemos ser una especie de mártires idiotas. ¿A quién prefieren los chiquillos?
No puedo apoyar lo de las protestas en las calles. No puedo hacerlo. No es lo mismo que cuando protestaba yo cuando era estudiante. No digo que era mejor ni peor. Simplemente que he comprendido que uno tiene primeramente una responsabilidad consigo mismo y con los más cercanos de influirlos con integridad, y eso es más difícil, pocos están dispuestos a hacerse cargo de esa tarea. Es más fácil vaciar la responsabilidad en los otros. No logro encontrar en las marchas el progreso. Menos si no estoy segura de que esas mismas masas son las que mantienen la tontera en los medios. ¿O será que la mitad del país, la mitad de los jóvenes, sale a marchar por la educación, y la otra mitad, se entontece prendiendo la tele? Si tanto interés hay por educarse, ¿Cómo es que sobrevive la tontera, y se sienta en un trono cada día en las pantallas de nuestros hogares?
Por último, no creo que la protesta de antaño sea como la de hoy en el sentido que muchos estudiantes tienen más la idea de que son usuarios, o clientes de la educación. Eso no nos pasaba nosotros, no veo en qué nos identificamos con el movimiento actual. En mi época, no se nos pasaba por la mente reclamar como clientes, aunque aún nos cobran los créditos y tenemos algunos deudas de aranceles. Antes uno se sentía privilegiado por entrar a la universidad. Hoy cualquiera entra. Tanto se quejan de la plata, y al final, es la plata la que ha actuado como igualador. Por eso hay tantas universidades e institutos ahora, ¿no recuerdan que antes no era así? Antes, sin plata, tenías que ser inteligente para competir con otros que también querían entrar, y no estresarte por eso, sino ser fuerte y aguantar (nada de depresiones, no existían, te las comías solito) Y después que lograbas entrar, y comprobabas lo que era entrar como pobre con mala base a la U, siendo a veces humillado por otros más hábiles, rápidos, con más plata que tu familia, por lo menos tenías que tener el cuero duro para aguantar la diferencia social en la cual quedabas como desventajado, y aguantar también las malas notas que te sacabas al principio, resistiendo hasta lograrlo. ¡Olvídate de andar cambiándote de carrera! Así estudiaron nuestros padres, los de la educación gratuita, o por lo menos, mucho más barata. Ahora no se notan las diferencias sociales...las tarjetas de crédito, la internet y los mall hacen que parezcamos todos iguales. Hay cosas del sistema económico actual que aceptamos calladitos...
Las cosas cuestan. Las cosas valen. No sé si los gritos de "quiero educación gratis" se parecen a "quiero mi cuarto de libra ahora". Todo lo gratis le cuesta a alguien. Y todo lo que vale se aprecia más.
Pero sí creo en la educación gratuita, en la agenda eso sí, no en las murallas de las calles. Se construye día a día, a veces en silencio. Y por gratuita, más costosa. Un día seré una profe que no cobra por enseñar. Invito a mis colegas a hacer lo mismo. Invito a los jóvenes estudiantes a demostrar con su esfuerzo e inteligencia aplicados a valorar el esfuerzo de sus padres. Invito a los padres a que no esperen de los sistemas de educación que pagan más de lo que están ellos mismos dispuestos a dar por sus hijos. A los políticos no los invito a nada porque dudo que lean los blogs de la gente... Pero los que amamos la educación siempre encontraremos la forma de crecer sin límites con o sin ellos. La libertad es mayor que las leyes, y la mejor ley es la del Amor.


jueves, 21 de abril de 2011

Nada como tu Amor

Tantas veces insististe


Golpeaste mi puerta una y otra vez

Me encontraste en todos mis caminos

Saliste al paso tomando

Todas las oportunidades

Muchas personas

Muchos libros

Muchos ejemplos

Me saliste hasta en la sopa

Me insististe sobre tu amor

Y yo no quería

Pero ganaste tú

Ganaste tú

Y no me daba cuenta

De que yo también ganaba

Hoy veo todo más claro

Hoy entiendo un poco más


Qué ciegos estamos

Desoyéndote

Perdiéndonos la fiesta de las fiestas

El gozo mayor

La verdadera calma

en medio de las tormentas

Entiendo a todos los ciegos


A todos los sordos

A todos los cojos

Que sanaste por el camino

Cada año que me regalas

Cada día

Me sigue asombrando

tu insistencia de amor

Y no sé cómo agradecértelo

Si pudiese convertir en perfume

Mi canto

Para ungir tus pies

Mi Señor

Si pudiese hablar con tan credibilidad

Para hacer que otros ciegos y sordos y cojos que yo me encuentre

Se devuelvan hasta donde estás

No sé si lo consiga

Pero al final

El que en verdad los llama eres tú

Como lo hiciste conmigo

Nunca te aburriste, verdad?

Nunca te has cansado de mí

En todos estos años

No hay maestro como tú!

Quiero ser igual a tí

De todos los mentores

Tú eres incomparable

No sólo me has hablado

Me amaste con decisión

Hasta que me cambiaste la vida

me diste un nuevo corazón

Me abriste las puertas

Y hoy converso contigo

como siempre debiese haber sido.

Y pronto veré por fin

tu rostro.

No te tardes.

Gracias mi Jesús.

Cuán dulce es tu nombre

Cuánto lo desprecié antes

Sabes que ya no es así.

Gracias otra vez.
































miércoles, 13 de abril de 2011

Enemigo oculto


Se siente como una voz que te susurra con tal eficacia que te hace palidecer. Es capaz de paralizar hasta al más valiente y decidido, hacer retroceder al más ambicioso, hundir en la incertidumbre a los visionarios soñadores que creen en grandes hazañas. Cada vez que te vuelves de la jornada, cansado, pero lleno de logros, puede hacerte creer que en verdad eres un miserable que sólo cumplió con su deber. Cada vez que digas en voz alta que quieres lograr algo, te susurrará tal desaliento que tu entusiasmo llegará sólo a la vuelta de la esquina. Cada vez que te reconozcan los esfuerzos, te hará sentir incómodo, inadecuado, inmerecedor. Cada vez que alguien te cuente de sus logros, pensarás que de alguna forma, no alcanzará lo bueno para ti, porque tu oportunidad se la ha llevado otro, como si el bien fuera escaso. Entonces tu cara se tensará, y sentirás que estás fingiendo al decir "felicitaciones". Cuando caes en la cuenta de que no has visto a tus amigos, o padres, o abuelos, o hermanos, o hijos, y los llames para decirles que quieres verlos, seguramente acordarás una visita, y luego justo te va a doler algo, o tendrás un problema ese día, de modo que alguien tendrá la culpa de que no podrás estar. Una comida poco saludable la noche anterior, un helado a la medianoche, y ya está, muy simple, lista la excusa para fallarle a los que dices querer, pero de manera elegante y diplomática. ¿Quién te podría culpar por "estar enfermo"? ¿Y quién será este enemigo del que hablo?


¿Me creerías si te dijera que cada uno de nosotros puede ser el peor enemigo de sí mismo? De verdad que es cierto. El corazón escaso de fe, la falta de conocimiento respecto de lo que de verdad se quiere, la probablemente escasa medida del amor que se nos ha entregado durante la vida, son todos lentes que hacen ver el mundo de tal forma que parece como si uno remara en contra de sí mismo. Entonces la gente decide pagar una universidad o el gimnasio, pero no asistirá, o no se aplicará, aunque le dirán a sus amigos que "quieren de verdad ser alguien en la vida". Intentarán emparejarse, poner el pie encima a otros, inspirar lástima, matarse de a poco haciéndose adicto a las sustancias, y al mismo tiempo temerán comprometerse con lo bueno, arrancándose de los pocos amigos verdaderos que se pueda encontrar, porque sienten "desconfianza". Se matarán de a poco dejando de descansar, guardando rencores y dándole vueltas a los malos recuerdos, y harán todo esto al mismo tiempo en que dicen ir "en búsqueda de la felicidad". Se levantarán en la mañana corriendo a cumplir las labores que ellos mismos eligieron, pero lo harán con la queja en los labios, con los ojos cansados, con el ánimo podrido, igual como si se les obligara. Hay un autoboicot, una contradicción, entre lo que se dice querer, y la lucha que de verdad se sostiene para alcanzar las metas.


Creo que hay un largo camino para cambiar eso y dejar de aportillarse todo el rato. Pero al menos comenzar a hablar de esto, fijarnos sólo un poquito, es un comienzo, un pequeño paso.


Estoy segura de que se puede girar en la dirección contraria. Por ahora invito a que hablemos de ésto alguna vez. Gracias por leer!

domingo, 10 de abril de 2011

¿Cuál es tu perfume?


Nunca le he dado tanta importancia a los perfumes. Quizá sólo cuando me regalaban uno, pero eso de yo tener un perfume, no siempre. Demasiado caro, o no muy importante para mí. Pero muchas veces me saludó alguien que estaba perfumado, y muchas veces me quedé pensando...parece que se te pegara ese halo exquisito, y junto con eso, el recuerdo del sello de la persona. Su carisma, amabilidad, apertura, cariño. Se te graba más si trae perfume. Pueden pasar años, pero la memoria deja registrado ese aroma que te hace viajar a los recuerdos.


Hoy aprendí en la iglesia el concepto bíblico del "olor grato" al que se referían los antiguos hebreos cuando realizaban ofrendas a Dios en forma de sacrificios animales. "Olor grato" es como un halo de perfume, que refleja un carácter de devoción, de amabilidad. Si el carácter tuviese olor, ¿Cómo sería el mío? ¿sería un olor grato, sería un verdadero perfume que deje un halo agradable? Si la envidia, la impaciencia, la ira, la mentira, tuviesen aroma, ¿cómo sería aquello?


Jesús era como un perfume en todo lo que fue su vida. Es cosa de leer los Evangelios, Él era un perfume andando. Su amor, su compasión, su poder para cambiar las vidas... la delicia del más caro de los perfumes no se le compara. Él sí que es Aquel cuya vida perfumó la historia, también mi propia historia. El perfume de amor del carácter de mi Salvador Jesús...inimitable. Yo quiero tener ese perfume. Ese olor grato que sube al cielo, que agrada al Padre. El Mayor amor de todos huele rico, ¡deseo que nunca falte en mi vida!

sábado, 12 de marzo de 2011

¿Cuán profundo es este lago?


Avisto el lago enfrente de mí, estando en la orilla, mojándome los pies. Camino lentamente hacia el interior, ahora el agua me llega a las rodillas. Sigo avanzando lento, pues deseo poder recordarlo cuando me encuentre lejos de allí. No sé cuándo volveré a este lugar, que hoy es mío. Recorro la visión de sus orillas, qué ganas de ser más valiente para nadar hacia el interior, hacia el medio del lago, y cruzar hasta la otra orilla. Seguro que hay gente que lo ha hecho. Yo sé nadar, pero me produce temor adentrarme más. El reflejo del agua invita, es tan tranquilo este lugar. Es tan verde su alrededor. Intento esta vez nadar un poco más, no me la puede ganar el temor. Me pregunto cuántas profundidades me pierdo de conocer, por qué me conformo con chapotear a las orillas, si tengo todo el lago para mí. Se parece al conocimiento de Dios, conozco tan poco, mientras las profundidades de Su amor me esperan quietamente, como las aguas del lago. Yo quiero ir por más. Quiero nadar libremente en las profundidades del Mayor amor de todos. Y me voy a entrenar.

Sería más fácil callarlo...

...pero sería lo más mezquino también. Me he topado con el referente más alto de amor que conozco... ¿cómo se entiende el amor sin compartirlo?