(Fotografía del Palacio de la Moneda, gentileza de mi amigo Norman Contreras Carvajal)
Dicen que el poder corrompe. Y al final todos coqueteamos con el poder, como si fuera un flirteo casual y sin mayor consecuencia, sin compromiso, como acostumbramos en esta época.
¿Asumir? No. Da vergüenza admitir que queremos poder. Nadie quiere estar a la vanguardia. Nadie la quiere llevar. Mucho riesgo, acceso denegado. Tampoco se esgrimen ahora los gritos de lucha, ni proliferan los abanderamientos, porque cae con todo su peso la mala fama de la historia con sus insistentes y poco alentadoras memorias de la experiencia. Decepción, apatía, desconección.
Quedan los edificios como símbolos de historia, como ecos que ya no reverberan. Sólo imagénes de recuerdos antiguos, para bien o para mal.
Estamos en una época sin debates. Nadie quiere gastar saliva.¿Para que discutir?
Y sin embargo siguen resonando los reclamos de derechos, soluciones, necesidades. Exijo, exijo, protesto, protesto. Que otros me resuelvan la vida, son todos culpables de mi desgracia.
Bastante crítico este tiempo muerto. ¡A lo mejor aparece el presidente de los zombies! Las monster high al poder. No es rara la moda esa, ahora voy entendiendo.
Desde mi pequeña base cargo mis municiones, me hago cargo de mi batalla verdadera. Comienzo mi entrenamiento. Alzo la bandera de amor y busco concentrada las órdenes de mi Capitán. Quiero ser confiar en Su estrategia, porque estoy en un territorio en que no comprendo el mapa, y eso me llena de inseguridad. Esta apatía circundante, este cementerio que respira no puede ser todo, no me pienso rendir. Mi inmersión no puede ser apatía disfrazada. Dios mío, ayúdame a entender y descifrar la clave, los signos de estos tiempos. Que Tu Amor una vez más dé el Ancho, lo Profundo, lo Alto que le da sentido a todo este cuadro. Atenta a Su Instrucción.
La fotografía de ese edificio, el Palacio de Gobierno Chileno, muestra a cabalidad lo que tus palabras expresan, el vacío de las instituciones, ya sea políticas como también religiosas (las que están más a la mano para poder mirar, oler y espantarse), no se trata de la crítica por simple crítica al modelo, no, es algo mas profundo y complicado, los tiempos que se nos hacían fáciles de vivir en la niñez quedaron atrás, estos tiempos presentes nos traen nuevos desafíos, nuevos misterios, y de manera obligatoria debemos buscar la guía, la codificación para poder desenvolvernos, ya no basta con ignorar o bajarle el perfil a las situaciones, hay que pensar, hay que buscar, el modelo se cae a pedazos y discirniendo estos tiempos podremos sortear los derrumbes de manera exitosa o sucumbiremos gracilmente debajo de una mole de viejos edificios y vetustas instituciones.
ResponderEliminarNorman Contreras C.
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