domingo, 13 de octubre de 2013

La sed de sentirse deseados

Nos pusimos a ver el DVD con los conciertos magníficos...tanta perfección, belleza, profesionalismo, luces, cámaras... Tanto detalle bien pensado y que funciona. Antes me fijaba en los protagonistas del show que se sitúan en el escenario. Pero hoy me fijo más bien en el trabajo de quienes están detrás fabricando a estos cantantes. Conocen la fórmula perfecta del negocio del circo humano.


Me recuerda al tiempo en que ingenuamente seguía a alguno de mis artistas favoritos, cuando los oía en la radio y pegaba sus afiches decorando mi pieza. Algunos de ellos ya no están, se han ido de este mundo, muy jóvenes como para haber desaparecido... algunos otros no han expirado, pero es como si así hubiese sido. Se les extraña. Creo que de nada sirve el talento si la persona ya no está. 



Trato de imaginar qué significa para una persona de carne y hueso el exponerse a ser visto por tantos seguidores. Qué significará llevar la vida a tal nivel de sofisticación, de excelsa estética, de impresionante juventud a pesar de que el tiempo no se detiene. 


De dónde sacarán las fuerzas para seguir jugando el juego. El periodismo de candilejas se alimenta de descubrir y ventilar esas rutinas y fórmulas que les ayudan a estas hormigas del show a mantenerse en forma para nunca dejar de atraer a las masas. 



Para los ojos de todos, son top. La pagan caro, eso sí. Tanta obsesión por ser deseados les hace perder la calma. ¿Por qué lo hacen? Especialmente si llevan años en lo mismo...¿por qué no se cansan? No creo que siempre sea por el amor al dinero. Lo que sí es cierto es que se sabe lo mucho que se auto agreden para transformar sus rostros y sus cuerpos en máquinas de producir anhelos. Las audiencias los esperan hambrientas de sueños. El fuerte deseo de ser deseados los deteriora y los consume...¿dónde queda la persona real detrás de esas imágenes?


Cuánto disfruto de ser testigo del talento humano. Cuánto aprendo viendo lo que hacen. ¿Por qué tendrán que vulgarizarse tanto? No es necesario. Es como una fina prostitución en lo que caen. ¿Cómo será buscar sin cesar agradarle a tantos? Debe ser una gran carga en el corazón.


Y, ¿dónde está el resultado de tanta seducción? ¿Con qué amante sincero se quedan al final? De todo el séquito de súbditos, ¿finalmente quién les proteje? ¿Quién se da el trabajo de sostenerles la mano cuando se hunden? ¿Cómo es que no hacen ni un amigo que sea en verdad amigo?



Son muchas décadas de repetir el mismo error. Escribo hoy para decirlo, sin ánimo de ofender. Toda persona se merece amor incondicional y gratuito, no necesitan vender su alma con tanta producción. Si Dios ya los amó antes de nacer, señores, salgan del Circo de las Bestias Humanas, de las rarezas que son explotadas. Jóvenes, no quieran esa suerte. Más bien abran sus ojos y comprendan. Viejos, hagan la pega, no se cansen, no se conformen, hagan oír sus voces y adviertan. Mercaderes, no escaparán de la Justicia. No les critico que ganen plata, sino que lo hacen haciendo que los ingenuos pierdan. 





Espero con ansias el día en que vaya al Cielo, donde somos conocidos sin maquillaje, donde los colores serán más reales que los de las pantallas de plasma. Sé que encontraré esa belleza verdadera, porque el que busca, encuentra. Ya tengo una garantía de ello: la belleza del Amor derramado en una cruz por todos los oprimidos. 

Voy concluyendo con un regalo. Gracias una vez más por leer y disfruten. 



ORACIÓN POR MARILYN MONROE, DE ERNESTO CARDENAL

Señor 

recibe a esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de Marilyn Monroe, 
aunque ése no era su verdadero nombre 
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años 
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar) 
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje 
sin su Agente de Prensa 
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos 
sola como un astronauta frente a la noche espacial. 
Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia (según cuenta el Times) 
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo 
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas. 
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras. 
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno 
pero también algo más que eso...

Las cabezas son los admiradores, es claro 

(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz). 
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox. 
El templo —de mármol y oro— es el templo de su cuerpo 
en el que está el hijo de Hombre con un látigo en la mano 
expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox 
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones. 
Señor 
en este mundo contaminado de pecados y de radiactividad, 
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda 
que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine. 
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor). 
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos, 
el de nuestras propias vidas, y era un script absurdo. 
Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros 
por nuestra 20th Century 
por esa Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado. 
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes. 
Para la tristeza de no ser santos 
se le recomendó el Psicoanálisis. 
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara 
y el odio al maquillaje insistiendo en maquillarse en cada escena 
y cómo se fue haciendo mayor el horror 
y mayor la impuntualidad a los estudios.

Como toda empleadita de tienda 

soñó ser estrella de cine. 
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.

Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados 

que cuando se abren los ojos 
se descubre que fue bajo reflectores 
¡y se apagan los reflectores! 
Y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico) 
mientras el Director se aleja con su libreta 
porque la escena ya fue tomada. 
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río 
la recepción en la mansión del Duque y la Duquesa de Windsor 
vistos en la salita del apartamento miserable. 
La película terminó sin el beso final. 
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono. 
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar. 
Fue 
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga 
y oye tan solo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER 
O como alguien que herido por los gangsters 
alarga la mano a un teléfono desconectado.

Señor: 

quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar 
y no llamó (y tal vez no era nadie 
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de los Ángeles) 
¡contesta Tú al teléfono!

Sería más fácil callarlo...

...pero sería lo más mezquino también. Me he topado con el referente más alto de amor que conozco... ¿cómo se entiende el amor sin compartirlo?